El Club de Lectura Palabra de Mujer participa en las
actividades que se realizan el 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la
Niña en la Ciencia.
Amalie Emmy Noether;
Alemania, 1882 - Estados Unidos, 1935.
Se la considera la madre del álgebra moderna con sus teorías
sobre anillos y cuerpos, pero su aporte a la ciencia no se restringe a las
matemáticas. Su trabajo es fundamental para entender la teoría de la relatividad. Y tampoco se limita a
ella. Noether es clave para comprender todas las teorías de la física.
¿Qué otras contribuciones hubiese hecho una persona de su
talento si se le hubiese
facilitado el camino desde el primer momento?
Nació en 1882 y su padre, el matemático Max Noether,
enseñaba en la Universidad de Erlangen, en Baviera. Dos años después, Noether
fue una de las dos estudiantes a la que se le permitió matricularse en esta
universidad. Pero no con los
mismos derechos que el resto de estudiantes. Solo se le dejaba asistir
como oyente a las clases, y eso si los profesores le daban la autorización expresa para entrar en el aula.
Esto fue suficiente para que superase el examen de graduación en 1903 y obtuviera
un título equivalente al de una licenciatura.
Pasó el año siguiente estudiando en la Universidad de
Gotinga, pero regresó a Erlangen cuando la universidad finalmente revocó las
restricciones contra las estudiantes y terminó su disertación sobre invariantes
para las formas biquadráticas ternarias en 1907.
Aunque la universidad ya admitía a mujeres estudiantes, estas
quedaban excluidas de los cargos en la facultad, y Noether enseñó en Erlangen durante
los siguientes siete años sin percibir
ningún salario, en algunas ocasiones sustituyendo a su padre.
En 1915, el gran matemático alemán David Hilbert intentó
llevarla a la Universidad de Gotinga, pero recibió el rechazo de sus colegas en
el departamento de matemáticas.
¿Qué pensarán nuestros
soldados cuando regresen a la universidad y se encuentren con que deben aprender de una mujer?, alegó un
profesor.
No veo por qué el sexo de los candidatos ha de ser un
argumento en contra de su admisión. Somos una universidad, no una sauna,
manifestó David Hilbert.
Hilbert quería contar con la matemática en la Universidad de
Gotinga por su conocimiento y experiencia sobre la teoría invariante: los
números que se mantienen constantes incluso aunque sean manipulados de
diferentes maneras; para que sus tesis se llevasen a la incipiente teoría general de la relatividad de
Albert Einstein, que parecía violar la ley de la conservación de energía.
Noether desarrolló un teorema que es clave para entender la
física de partículas elementales y la teoría cuántica de campos, es decir, para
entender toda la física más sofisticada.
Cuando Einstein vio el trabajo de Noether sobre las invariantes,
le escribió a Hilbert: «Estoy impresionado de que esas cosas puedan ser
entendidas de una manera tan general. La vieja guardia de Gotinga debería aprender algunas lecciones de la
señorita Noether. Se ve que sabe de lo suyo».
¿En qué consiste este teorema? En palabras del profesor de
Física Manuel Lozano Leyva «el teorema conceptualmente es muy sencillo y
matemáticamente muy complicado. Se trata de relacionar la simetría con las
cantidades conservadas».
«Imagínese que tengo una copa de vino en la mano y le digo
que cierre los ojos. Mientras los tiene cerrados, giro la copa en su eje y
después le digo que los abra. Seguramente no se dará cuenta si la copa se ha movido o no. Pero si el giro
que hago es perpendicular a ese eje, es decir, le doy la vuelta a la copa, y le
digo que abra los ojos, sí se dará cuenta que ha habido una transformación, que
le ha pasado algo a la copa. Eso significa que la copa es simétrica con
respecto a las rotaciones en relación a un eje y no es simétrica respecto a las rotaciones en otro eje».
En cantidades físicas que todo el mundo conoce, como lo es
la energía, que ni se crea ni se destruye, sino que se transforma, eso se llama
una cantidad conservada.
Lo que hizo Emmy Noether fue relacionar la simetría de un sistema con las cantidades físicas que
se conservan y esas cantidades son una herramienta fundamental a la
hora de plantear problemas y de resolverlos en física. Y esto afecta a todos
los sistemas físicos, desde el sistema planetario hasta un cristal, los metales… Todo.
El teorema creado por la científica alemana ha recibido un
sinnúmero de adjetivos. Lo llaman el teorema más bello del mundo, pero no es
solo que sea hermoso por las cuestiones de la simetría, sino que es de una
potencia matemática tremenda y de una potencia de cálculo fantástica. Es un
teorema sumamente elegante,
trae la belleza de un concepto de simetría a lo que son los principios de la
física.
Con el
surgimiento del nazismo en Alemania, Noether tuvo que abandonar la
vida académica debido a la puesta en vigencia de una ley que impedía a los
judíos el acceso a puestos gubernamentales y universitarios. Al principio recibía
a los estudiantes en su casa, pero finalmente fue obligada a abandonar Alemania junto a muchos otros académicos
judíos. Marchó a Estados Unidos y allí prosiguió su carrera académica en el
Colegio Bryn Mawr de Princeton y en el Instituto de Estudios Avanzados de esa
ciudad.
En 1935, le detectaron un tumor en la pelvis. Fue operada y
aunque la intervención fue un éxito, una serie de complicaciones la llevaron a
la muerte cuatro días después.
Tenía 53 años.
Albert Einstein escribió
una carta en honor a Emmy Noether tras su muerte:
«A juicio de los matemáticos vivos más competentes, la
señorita Noether fue el genio matemático creativo más importante que haya
existido desde que comenzó la educación superior para las mujeres.
En el campo del álgebra, en el cual los matemáticos más
talentosos han estado ocupados por siglos, ella descubrió métodos que han
probado ser de una importancia
enorme en el desarrollo de la actual generación de matemáticos jóvenes.
La matemática pura es, a su manera, la poesía de las
ideas lógicas.
Nacida en una familia judía que se distinguió por el amor
al aprendizaje, Emmy Noether, quien, pese a los esfuerzos del gran matemático
de Gotinga, Hilbert, nunca alcanzó la posición académica que se merecía en su
propio país, pero aun así se rodeó de un grupo de estudiantes e investigadores
en Gotinga, quienes ya se han
convertido en distinguidos profesores e investigadores.
Su desinteresado y significativo trabajo realizado
durante muchos años fue recompensado por los nuevos gobernantes de Alemania con
un despido, el cual le cortó los ingresos para poder mantener su estilo de vida
simple y la oportunidad de continuar con sus estudios matemáticos.
Sus amigos visionarios de la ciencia en este país
(EE.UU.) fueron afortunados de poder hacer las gestiones necesarias con el
Colegio Bryn Mawr y la Universidad de Princeton para que ella encontrara en
Estados Unidos, hasta el día de su muerte, no solo colegas que apreciaron su
amistad sino pupilos agradecidos,
cuyo entusiasmo hizo de sus últimos años los más felices y quizás
los más fructíferos de su carrera entera».
Fragmentos de la carta que escribió Albert Einstein y que
dirigió a The New York Times.
Fecha: 1 de mayo de 1935.