Del álbum de imágenes: Mujeres que leen |
Homenaje
a Hennink Ibsen
Pero
tú, Nora, sal, abre esa puerta
aunque
te tiemble el pulso ábrete paso,
crece,
madura, ser mujer acaso
sea
afirmarse en una herida abierta.
Deja
atrás esa trampa que, encubierta,
te
encarcelaba en su horizonte escaso
sometiendo
tus sueños al fracaso
de
una prisión dorada, pero cierta.
No
vuelvas la cabeza si no quieres
que
en sal se esculpa, yerma, tu estatura.
Esa
fuerza naciente que ahora eres
no ha
de rendir el árbol de su altura.
Tienes
la tierra ante tus pies: ¡avanza!
he
puesto en tu coraje mi esperanza.
Amparo
Amorós