Reseña: El baile de las locas

Es el 3 de marzo de 1885, Louise se prepara. Jean-Martin Charcot, fundador de la escuela de neurología del Hôpital de la Salpêtrière, en París, hace acto de presencia en el anfiteatro donde se exhibe la locura ante un variado público, curioso y fascinado. Louise es la interna, la adolescente loca que se somete a hipnosis y sufrirá un ataque inducido con espectaculares convulsiones. El público queda asustado y boquiabierto. Louise regresará luego a la «unidad de histéricas», de pobres mujeres que hay que mantener apartadas de la sociedad, aunque no se conoce el motivo concreto por el que están recluidas.

Eugénie tiene 19 años. Su familia, los Cléry, pertenecen a la burguesía, y su estricto padre no va a consentir que su hija se aleje de lo que se espera de ella: que se convierta en esposa y madre de familia. Por eso, cuando Eugénie da muestras de querer ser distinta, libre e independiente para decidir su destino, la encierran en la Salpêtrière, con las locas, con las putas y con las mujeres que han sido denunciadas por sus maridos o familiares.

Se acerca la fecha. La inminente celebración del Baile de Media Cuaresma, más conocido como el baile de las locas, impregna de optimismo el ambiente carcelario que se respira entre los gruesos muros de la prisión-hospital. Las recluidas se disfrazarán para la ocasión con bonitos vestidos, habrá música, sonarán los valses, se iluminará la oscuridad. La flor y nata de la sociedad parisina acudirá a ese baile para mezclarse con las pobres locas, que despiertan a un tiempo repulsión y lascivia.

Geneviève es la enfermera supervisora, ha consagrado su vida al trabajo, al servicio de Charcot, a quien admira por sus logros. La relación que establecerá con la recién llegada Eugénie cambiará su existencia para siempre.

El baile de las locas, primera novela de Victoria Mas, es una historia de mujeres, de mujeres maltratadas, de mujeres fuertes y valientes que no se rinden, de supervivientes. En la obra, con una buena dosis de ambientación histórica, se mezclan dos grandes hitos del siglo XIX, el nacimiento de la psiquiatría moderna y el espiritismo, el saber y la creencia. Quizás se percibe escaso el desarrollo de algunos personajes reales, como Jane Avril o Blanche Wittman, y se echan en falta unas descripciones más profundas de las protagonistas, pero la obra cumple su cometido y sirve para denunciar la injusticia cometida contra las mujeres.


*Autora: María Dubón