Reseña: Estupor y temblores

Amélie comienza a trabajar ilusionada en la compañía Yamimoto, pero desde la primera toma de contacto con su superior, advierte que nada es como imaginaba y que no desarrollará una actividad acorde con su formación. Amélie es joven, es mujer y, además, extranjera. Desconoce el funcionamiento y las relaciones laborales dentro de una empresa nipona, y sus sucesivas meteduras de pata la relegarán a la categoría de invisible. Está cualificada y dispuesta a trabajar con ahínco, tiene iniciativa, conoce el idioma y ama la cultura japonesa, pero todos estos valores no le servirán de nada ya que su primer cometido será hacer cientos de fotocopias perfectamente encuadradas y una a una. El señor Saito, uno de sus jefes, demuestra cierto sadismo al obligarle a repetir varias veces las copias de unos documentos que acaban en la papelera. La señorita Mori, su superiora inmediata, fascina con su belleza y elegancia a Amélie, aunque la admiración no será mutua, y las ofensas y la venganza empañarán la relación entre ambas. El vicepresidente de la compañía, el señor Omochi, es obeso y tiene un carácter odioso; por el contrario, el presidente Haneda es un hombre armonioso, elegante, un magnífico ser humano, un alma superior, y tan bondadoso que no cuestiona las órdenes de sus subordinados.

Amélie irá cosechando fracasos, en el departamento de contabilidad se ganará el título de «retrasada mental»; preparar el té y el café o actualizar los calendarios serán actividades menores y gratificantes comparadas con el castigo más humillante: cambiar el rollo de toalla seca y limpia, renovar las existencias de papel higiénico y limpiar los retretes del piso cuarenta y cuatro. Cualquier otro hubiera dimitido incapaz de soportar más humillaciones y vejaciones, sin embargo, Amélie se enfrenta a un sistema cruel y vencerá, logrando reírse de la situación.

La aventura laboral en el infierno dota a Amélie de recursos emocionales para afrontar con fortaleza las estrictas normas, los abusos, el vacío, la degradación aceptada y para volver del revés las circunstancias adversas.

Amélie Nothomb ha escrito una novela con tintes autobiográficos que retrata el mundo laboral de Japón, así como la situación que viven las mujeres, obligadas a casarse, a ser posible antes de los veinticinco años, a tener hijos, a sacrificarse por los demás, a mantenerse delgada y bella, a no destacar por encima de ningún hombre y a suicidarse, un acto de gran honor.

La novela mantiene un ritmo ágil, describe de forma eficiente situaciones y personajes y presenta la identidad de la protagonista enfrentada al dilema de resignarse y callar o adoptar una postura crítica ante hechos que no entran dentro de su lógica de occidental.

Título: Estupor y temblores

Autora: Amélie Nothomb

Editorial: Anagrama

Páginas: 144


*Reseña: María Dubón