Reseña: Rialto, 11


Belén ama los libros, es una gran lectora, y desde muy joven tiene claro que lo mejor que puede hacer es trabajar en una librería. Reúne  los requisitos para desarrollar este oficio y lo desea con todas sus fuerzas. También sueña con levantar su propia librería, algún día, en algún lugar.

Esto sucedió en realidad. Belén empezó a trabajar en una librería, montó la suya en Sevilla, tuvo que cerrarla y se quedó con una deuda que hubo de abonar con intereses de demora algunos años después. Todavía la añora, porque la librería era su vida, pero todo lo que le aconteció durante ese tiempo, mereció la pena.

La librería Rialto era muy pequeña y Belén no supo aprovechar su espacio. Había secciones sin ningún éxito entre los clientes, no devolvía los libros en depósito sin fecha de vencimiento y debió disponer de un mejor fondo de ficción y poesía. Además, en aquellos años había editoriales o distribuidores que elegían el número de ejemplares de cada título de novedades que enviaban a sus clientes y a la librería Rialto, por ser pequeña, no llegaban los mejores títulos ni los más vendibles. En caso de no devolver lo no vendido con suficiente antelación, se debía pagar una abultada factura, que luego recibía un bono de compensación, así que se adelantaba un dinero que no tenía mediante un crédito bancario. Este sistema desequilibraba las cuentas hacia la bancarrota. Para colmo llegaron a Sevilla La Casa del Libro y la Fnac, una competencia imposible, porque las grandes empresas tienen mayor capacidad de negociación para aumentar su margen de beneficios.

Llegó un momento en que la librería generaba unos gastos inasumibles. Las dificultades económicas se volvieron irresolubles y Belén se vio obligada a cerrar el negocio que con tanta ilusión había emprendido.

Belén Rubiano narra en Rialto, 11 los avatares de su vida y su relación apasionada con los libros. Lo hace con un estilo ameno y ágil que permite al lector conocer los entresijos de un negocio muy especial, porque una librería no vende libros, vende cultura.

*Reseña: María Dubón