Reseña: La mujer del profeta


Aisha fue, de las 11 esposas que tuvo Mahoma, la preferida por el Profeta. Aunque es prácticamente desconocida en Occidente, Aisha  no solo jugó un papel relevante en la vida de Mahoma, es la firme defensora de su legado y también una figura clave del Islam, pues se la considera Madre de los creyentes.
Aisha es alabada como un gran muftí (persona jurisconsulta entre los suníes) y su grado de excelencia en este ámbito queda recogido en numerosos textos históricos. Sus amplios conocimientos abarcaban la ciencia religiosa, la lengua árabe, la historia, las ciencias de la genealogía, la poesía o la medicina. Quienes la conocieron destacan su elocuencia. Era consciente del poder y de las ventajas que confiere la cultura, por eso Aisha recomendaba que los niños estudiasen poesía. Ella misma es autora de miles de versos.

Sorprende que una mujer haya alcanzado tanta trascendencia en una sociedad y en un tiempo en el que las mujeres no recibían instrucción y el conocimiento estaba reservado a los varones. Tal vez influyó su sólida personalidad, su fortaleza en los momentos más duros, el vínculo estrecho que mantenía con el Creador y la resignación y entereza con que encaraba las pruebas divinas a que era sometida.

Aisha estuvo predestinada a una vida excepcional. Cuentan que fue Dios quien la escogió para ser esposa de su Profeta, y que Mahoma vio su rostro enmarcado por una tela de seda en un sueño en el que el ángel Gabriel se la presentó como su futura esposa. Ya siendo niña recogía las revelaciones recibidas por el Profeta, y no solo eso, las descifraba. Durante diez años, Aisha fue testigo de las revelaciones, conocía su causa, las circunstancias que las propiciaban y su interpretación. Con este método personal interpretó el Corán, reunió  los versículos dispersos que trataban un mismo tema para establecer una base jurídica según la Sunna, fuente del derecho islámico.

La Sunna conserva las tradiciones y orienta a los musulmanes en su vida diaria. Tras la muerte del Profeta, era imprescindible que la tradición perviviera y, con tal fin, se creó una disciplina a la que los creyentes recurren para encontrar modelos y soluciones para su vida cotidiana, así como orientación espiritual. 

Aisha tuvo un papel fundamental reglamentando las tradiciones. En lo relativo a las mujeres, animó a los maridos a ofrecer regalos a sus esposas para consolidar y estrechar los vínculos conyugales a través de la ternura y el mutuo cariño; estableció que la esposa divorciada tiene derecho a una vivienda y a una pensión. Lástima que en la actualidad, muchos países musulmanes no respetan este derecho, y la mujer divorciada sufre la injusticia y la discriminación.

Aisha fue una gran defensora de los derechos de las mujeres, reivindicó la dignidad de la mujer como ser humano creado por Dios y dotado de inteligencia. Los que afirman que la mujer es inferior al hombre, contravienen los principios del Islam, que manifiesta la igualdad ante Dios de ambos sexos.

Kamran Pasha, novelista y guionista y productor de Hollywood, nos presenta una biografía de Aisha, la esposa amada de Mahoma, en su novela La mujer del Profeta. Un relato histórico bien documentado, que reconstruye la vida de una mujer esencial y permite conocer la cultura musulmana y la religión islámica. Hoy nos choca la edad de Aisha cuando se pacta su matrimonio, ella era una niña de 6 años y tenía ya Mahoma 56. Se casaron tres años más tarde y quedó viuda a los 19. Pocos son los datos exactos con que contamos de su vida, ni de la actual Arabia en el siglo VII, pero Pasha elabora una historia creíble de cuanto aconteció en los primeros tiempos del Islam. Y estos hechos han sido incuestionables y aceptados por los musulmanes. 


*Reseña: María Dubón