Joaquín Pardo acaba de fallecer y su hija Carmen emprende el
doloroso proceso que acompaña a la muerte de un familiar directo: aprender a
vivir con la ausencia y enfrentarse a los recuerdos. Carmen vacía la casa de su
padre, un hombre despótico con quien mantuvo una relación ambivalente que pasó
por diferentes etapas: enfrentamiento, indiferencia y tolerancia mutua. En un
armario, escondida, aparece una caja que contiene cartas, documentos y
recuerdos personales de Santiago Pardo Julián, el abuelo paterno al que Carmen
no llegó a conocer.
En Memoria inesperada,
Víctor Juan, nos sumerge a través de este inesperado hallazgo en la vida de
un maestro de la II República que ama la docencia por encima de todas las
cosas, a ella se entregó sin escatimar tiempo ni esfuerzos, y defendió el
modelo de una educación pública, obligatoria, gratuita, activa, laica, bilingüe
y solidaria que intentaba terminar con siglos de discriminación por razón de
sexo o de clase social, pues estaba convencido de que el futuro de España
pasaba por ilustrar a sus ciudadanos, por formar mentes curiosas y
librepensadoras, por sembrar el germen del conocimiento en las mentes
infantiles y ofrecerles las herramientas necesarias para desarrollarse
intelectualmente y como personas.
Al finalizar la Guerra Civil, Santiago Pardo, director de la
escuela zaragozana Ramón y Cajal, tuvo que abandonar sus ideales más profundos,
dejar para siempre la razón de sus días y acabar en el negocio familiar de
vinos. Su hijo Joaquín, abogado, mantuvo oculto este secreto familiar y recluyó
el pasado en una caja de vino. Su nieta Carmen, con la colaboración de Fernando
Ríos, un catedrático de Historia Contemporánea que le facilita alguna de las
piezas que faltan, completará el puzle de su familia y a través de él podrá
construir su futuro.
*Reseña: María Dubón