Cómo sobreviví a la
madre de Pavlito (con uve) es el retrato de una mujer actual, una mujer que
debe ser, a la fuerza, polifacética y versátil. La sociedad exige muchísimo,
pero ella todavía se exige más.
María, la protagonista, lleva una existencia ajetreada,
tanto que casi ni es vida. Trabaja, es madre de un niño pequeño y de una
adolescente, es esposa, hija, nuera, amiga… Y para añadirle algo más de estrés
a sus días, se compara con la madre de Pavlito, compañero de cole de su hijo. Ella,
la madre de Pavlito, es una mujer más joven, que siempre tiene un aspecto
impecable, es delgada, resuelta, miembro activo del AMPA, ama de casa ideal,
madre a jornada completa… La mujer perfecta, vaya.
María es una luchadora nata, lucha por sumarle horas al
reloj y por restarle kilos a la báscula, su eterna enemiga. Porque María ha
llegado a esa edad en que una mujer está a un paso de convertirse en madura,
eufemismo que equivale a vieja. No se gusta, no disfruta con su trabajo, no es
feliz, no controla sus impulsos de compradora compulsiva, ni los ataques de
mala leche que sufre sobre todo los lunes…
María Frisa pone ante el espejo a muchas mujeres que se
verán reflejadas en este libro escrito con humor y fina ironía, donde se
describe el día a día de cualquier mujer presionada para hacerlo todo y hacerlo
bien, que se juzga con dureza y se evalúa como madre, una faceta en la que las
mujeres ponen el listón tan alto que roza la estratosfera.
María Frisa seduce al lector con su prosa ágil, su
conocimiento profundo del ser humano, recurre a consejos y flashback para decir
verdades como puños y concluye con una pizca de esperanza: Las mujeres perfectas
no existen.