Reseña del libro: El silbido del arquero

La urdimbre entretejida del destino, va recomponiendo los desperdigados restos del naufragio entre nubes de polvo y arena removidas por las desérticas costas cartaginesas. Allí, el héroe troyano Eneas, encuentra un sosegado y efímero refugio para el atormentado torbellino de recuerdos que deslizan sus pensamientos, resguardándose entre el poderoso apoyo que le brinda la reina Elisa bajo el dominio de sus fronteras, cuyas líneas abarcan los recién levantados pilares que sostienen esbelta a la joven ciudad de Cartago.
Discurriendo paralelamente y como sólidas piezas de un labrado engranaje perfectamente manejado por los dioses del Olimpo, las vidas humanas penden de sus eternas redes celestiales que guían sin reservas sus consultas al oráculo o los vientos de un pasado común turbio de tragedias y penalidades, dibujándoles en un lejano horizonte, las espumeantes olas de la profecía. Sin embargo, fluyendo entre crispadas turbulencias, el silbido susurrante de Eros, va rompiendo con sus tiernas puntas todas las aristas que en tierra de nadie amurallaron los sueños de Eneas y Elisa, trenzando así la íntima brisa que acaricia los dardos de pasión entre la soberana y el guerrero. Pero a pesar de los intentos de los dioses, la furia de la tempestad azota los tabiques de una inocencia que observa cómo la lluvia de flechas incendiarias arrastra a sangre y fuego, una marea de gentes sometidas y empañadas por cruentas contiendas y conspiradores aires de grandeza celosamente ocultos debajo de los pliegues de las túnicas, que en la Roma corrupta de siglos posteriores, el poema épico de Virgilio hará resurgir en las cenizas de sus versos.
“El silbido del arquero” condensa con fluidez la legendaria narración del héroe de Troya tras su derrota, haciéndonos navegar continuamente en un ciclo marcado por la historia, el mito y la leyenda, englobados en un tiempo de arraigado belicismo, con estructurados pueblos nómadas e interminables luchas de poder entre los límites territoriales. Con la particular perspectiva de los personajes, amplía nuestra mirada enfocada a una sociedad politeísta basada en rituales ancestrales, que nos abre los cerrojos de una época plagada de infortunios y conflictos, sellados con el depravado mercadeo de esclavos y teñida por la masacre de pueblos enteros, sin saber lanzar la vista atrás hacia sus ambiciosos pasos. Con un lenguaje poético y metafórico, la autora va rellenando las claves que dictó la pluma de Virgilio, destapando la cultura mediterránea heredada por la naciente civilización romana, la cual, aún hoy, navega por los a veces imperceptibles flecos de la contemporánea actualidad social y en las cimentadas venas de nuestras ciudades.
*Reseña: Raquel Victoria