Reseña del libro: Muñecos de hielo

Tres hermanos, Teresa, de once años; Fina, de ocho y Tomás, de seis, son los protagonistas de la novela Muñecos de hielo, escrita por Eva Fortea Báguena. Teruel y la Guerra Civil española son el paisaje y el ambiente en los que transcurre la historia.
La Navidad de 1937 sería bien distinta a las anteriores. Los hermanos se separan. El padre fusilado y la madre víctima de una bomba que ha destrozado la casa familiar, los convierte en huérfanos y cada uno ha de llevar existencias separadas hasta el anhelado reencuentro.
Eva Fortea recrea con verismo y sensibilidad las vidas de estos niños. Vidas con heridas perpetuas a las que solo cabe ponerles parches, remiendos. Narra las penurias de cualquier guerra, de cualquier persona que haya de enfrentarse a la crueldad absurda y gratuita de un conflicto bélico. Suciedad, inmundicia, dolor, enfermedad, hambre que obliga a quitarle la comida a los muertos o que hace que el hallazgo inesperado de una lata de sardinas se convierta en una fiesta. Famélicos rostros azuzados por el ansia de comer. Miedo a hacer amigos por temor a perderlos. Chavales desarraigados, duros, dolientes, que miran con recelo a los hombres uniformados, que no comprenden nada.
Brillante la escena entre Tomás y su amigo Gregorio, ambos intentan dirimir quiénes son los buenos y los malos en esa guerra incongruente, para concluir que los que habían ganado y los perdedores eran malos. Los malos son todos, convienen desde su inocencia infantil.
Eva Fortea describe admirablemente qué es vivir cuando no hay un futuro esperando. Qué es sobrevivir con el dolor diluido en un sufrimiento colectivo, con una tristeza y unas desdichas compartidas, con el único objetivo de resistir y salir adelante, venciendo el desconsuelo, el miedo, las necesidades, las terribles ausencias…, para renacer con el imperioso deseo de recobrar la vida que llegaría tras el ansiado grito de: “la guerra ha terminado”. Aunque la inseguridad provocada por vivir en una paz hostil en la que uno no puede estar seguro del terreno que pisa, ni opinar con libertad porque las consecuencias podrían ser fatales, lo ensombrezcan todo.
Muñecos de hielo es una novela deliciosa, dura por su contenido, llena de esperanza, en la que trasciende el espíritu de lucha del ser humano cuando ha de sobreponerse a las peores y más terribles situaciones. Eva Fortea logra un perfecto equilibrio entre emociones, realidad y sufrimiento, y compone una narración fluida que se lee con avidez y se disfruta pese a la carga de horror que conlleva.
*Reseña: María Dubón