Nos
encontramos con un libro que narra una
parte de la historia de China. Como se estructura la sociedad, las familias y
sus realidades cotidianas, el puesto que los hombres y mujeres chinos
desempeñan en su historia. La autora encuadra el universo narrativo en un pequeño poblado llamado Puwei que forma
parte del condado Yongming, que significa “Luz Eterna”.
Está
escrito en primera persona y a través de la historia que Flor de Nieve relata proporciona al lector información precisa sobre
su vida, las tradiciones que impregnan cada rincón cotidiano donde se mueven y
especialmente sobre la realidad de las mujeres en un mundo dominado por los
hombres.
La
autora ha viajado a los lugares donde ha situado la historia narrativa y ha
“bebido” de fuentes fidedignas. Con ello consigue a través de hilos de experiencias mostrar un relato de vida que al insertarlo
en verdades históricas provoca en el lector momentos de gran emotividad pero
también de impotencia ante una cultura machista, que relega a las mujeres a un
puro objeto totalmente manipulado por los hombres, y que sólo adquiere cierto valor cuando son
capaces de procrear, y si es posible tener hijos varones.
Durante
1700 años la educación formal no ha existido para las mujeres, que viven
encerradas en las casas de sus padres a partir de los 5 ó 6 años hasta que
pasan a la casa del esposo, que continúa en cautiverio y sometidas a su
autoridad.
De
ahí surge la necesidad de comunicarse por un sistema secreto de escritura llamado
Un Shu que facilita la creación de redes sociales y afectivas y a que a través
de hermandades que se forman entre las mujeres y sin el conocimiento de los
hombres, se comunican aspectos íntimos y cotidianos de la vida. Son signos pintados en telas, vasijas y, como
en la historia que nos ocupa, en
abanicos de seda.
El
libro se centra en la amistad entre dos mujeres que hemanadas como “almas
gemelas” comparten a través de ese abanico y con la escritura de mujeres, todos
sus sentimientos, emociones, dificultades, alegrías. Flor de Nieve y Lirio
Blanco se apoyan en sus momentos más difíciles y comparten las calamidades
propias de su situación como mujer. Aunque por una mala interpretación de esos
signos de escritura surge un conflicto que amenaza con romper su profunda amistad…
Ante
un mundo tan desconocido y sorprendente para el lector de Occidente, la cultura
que refleja la autora nos adentra en ese ambiente con gran delicadeza, y con
una historia centrada en la vida de las mujeres, en los sacrificios que les
imponen sus propias madres, por ejemplo, cuando han de llevar a cabo el vendaje de los
piés para que adquieran la longitud precisa,
porque en caso de no hacerlo, cómo sucede en familias muy pobres, serían
vendidas como criadas o ser convertidas en “Falsas nueras”…
La
sucesión de hechos cotidianos minuciosamente descritos, atrapan al lector de
tal manera, que lo introduce totalmente en esa sociedad china que describe y
que tanto me ha asombrado. ¿Me pregunto cómo se puede llegar a esos extremos de
sometimiento tan doloroso para la mujer?
Con
todo ello, desde el principio y hasta el final de la obra, la historia narrada
nos arrastra de forma implacable hasta finalizar su lectura con pasión, porque mantiene la intensidad de los
sentimientos y emociones sin paliativos.
*Reseña:
Juana Ferrer