La
vida de Antonia pende inconscientemente de un hilo tan delgado que puede
quebrarse en cualquier instante. Intenta combatir entre fuerzas de flaqueza, la
desesperanza y el desamparo que le quema cada día el alma al saberse abandonada
por su marido. La soledad y el vacío interior la acompañan a cada momento, en
cada lugar que intenta hacer como el suyo propio. Los recuerdos de la infancia
que evoca irremediablemente en su memoria, no lograrán mitigar su profundo
dolor, su supervivencia estará ligada a su hijo pequeño, Gabi, que conseguirá
que esa nube de ideas desconsoladas que fluyen por su cabeza, se disipe para
poder reconstruirse a ella misma.
“Lo que me queda por vivir”
nos lleva al corazón de una mujer que se resiste a aceptar la vida que el
destino le ha puesto del revés, pero que tendrá que convivir con el silencio
más absoluto dentro de sí, para que la esperanza la devuelva otra vez a su
pequeño universo en ese mundo suyo.
*Reseña:
Raquel Victoria