Gritos silenciosos

 


Mujer diez
 
Para ser una auténtica mujer diez, deberás tener unas medidas muy proporcionadas […] Tendrás que ser una perfecta ama de casa, manteniendo la vivienda impoluta y cocinado como una profesional, pero no debe notarse que trabajas en casa, usarás guantes y procurarás que jamás se te rompa una uña al fregar. Una mujer diez debe ser también una buena madre que le dé a su marido los hijos que quiera; yo, que soy hijo único, estoy deseando tener una familia numerosa, pero después de cada parto tendrás que hacer lo imposible para recuperar el físico y que la gente te diga que no se te nota que has tenido tantos hijos. […] Tendrás que ser la mujer perfecta para que yo pueda llevarte orgulloso a los actos sociales que mi trabajo requiera. ¿Qué quiere decir eso?, que jamás deberás pasarte de lista dando tus opiniones sin que nadie te las haya pedido, y si lo hacen contestarás siempre lo más prudente y de manera escueta. En cuanto a tu tono de voz tendrá que ser femenino y evitar estridencias […] Y en cuanto a la cama, la típica excusa del dolor de cabeza no es válida para una mujer diez; si al marido le apetece a la esposa también, y si el dolor de cabeza no es fingido, te tomarás un tubo entero de aspirinas […]

…Se acerca a mí, me agarra del cuello, me levanta de la silla y me lleva contra una pared, golpeando mi espalda y mi cabeza contra ella. “¿Qué hago contigo, eh?, ¿qué hago contigo?”, exclama una y otra vez mientras me pega […]. Me pedía perdón susurrando y decía que no me preocupara, que llegaría a ser una mujer diez […] Supongo que mucha gente se planteará aquí una pregunta: ¿por qué no me escapé en ese momento? ¿Por qué no aproveché la primera oportunidad, cuando él estuviera en el cuarto de baño? […] Yo también me he hecho esa pregunta muchas veces. El choque psicológico que me había producido esa primera paliza me había dejado sin capacidad de reacción.

Fragmento de Gritos silenciosos, de Paula Zubiaur. Editorial Ámbar, 2009.

Paula Zubiaur es el seudónimo que adopta, para no comprometer a su familia y proteger a sus seres queridos, una víctima del maltrato de género que tras sufrir durante años y en silencio maltrato psicológico y maltrato físico decide publicar su testimonio en un libro. Gritos silenciosos se publica en el año 2003 y en él nos hace reflexionar sobre cómo se siente una mujer maltratada en un ambiente de aparente normalidad. En una sociedad cómplice e hipócrita Paula no encuentra el apoyo necesario para salir de aquella situación.
Era una joven que pertenecía a una familia de buena posición y que se trasladó a Madrid para cursar estudios universitarios. Allí conoció al que sería su esposo y maltratador. La pesadilla comenzará después de la boda cuando su marido le exige que sea perfecta y para ello le aplicará el método que ha conocido en su propia familia: por cada error que cometa le proporcionará una paliza.
El maltrato psicológico doblega a las víctimas, les hace pensar que son culpables, en cierto modo, de los golpes recibidos. Solamente logrará encontrar la fuerza necesaria para enfrentarse al maltratador por el apoyo de sus hijos. Como ella misma explica al comienzo del libro le rondaba por la cabeza sacar a la luz su experiencia, tanto para que comprendan como se siente una mujer maltratada como “para poner mi granito de arena en la lucha contra los malos tratos”.
* Comentario: Miren Osteikoetxea