Reseña del libro: Bienes y codicia

Ingrid Nool es una escritora alemana especialista en novela negra, género en el que destaca por unas intrigas que seducen y crean adictos entre los lectores. Bienes y codicia es su último trabajo publicado, una historia aparentemente sencilla, que se va complicando a medida que la protagonista toma decisiones trascendentes.
Carla acaba de jubilarse y por fin puede llevar la existencia que tanto deseaba. Durante muchos años ha ejercido como bibliotecaria y ahora deja pasar el tiempo mientras lee cómodamente arrellanada en su butaca y disfruta de una tranquila soledad. Pero esta placentera rutina se altera cuando Wolfram, un antiguo compañero de trabajo, le envía una invitación para compartir un “desayuno de tenedor”. Esta expresión trasnochada para referirse al desayuno despierta su curiosidad. Wolfram es un ratón de biblioteca y apasionado de las manualidades, ha enviudado hace poco y Carla sospecha que puede buscar consuelo o calor afectivo. Hecha un mar de dudas, Carla telefonea a una joven amiga de la biblioteca. Le cuenta a Judith las novedades y al final decide acudir a la cita. El panorama que se encuentra le sorprende, Wolfram es un enfermo terminal, el cáncer ha ganado la batalla y su muerte es solo cuestión de semanas. A falta de amigos o parientes, Wolfram ha escogido a Carla porque la considera incapaz de aprovecharse de su situación y le expone sus intenciones. Ha redactado un testamento para que, tras el deceso, su casa sea subastada y los beneficios se donen a un asilo. La cuarta parte de este dinero será para Carla si a cambio ella se hace cargo del mantenimiento de su tumba.
Una oferta tentadora. La casa de Wolfram es una villa histórica situada en un selecto barrio residencial. Casas similares están valoradas en unos 900.000 euros, así que la cuarta parte de esta cantidad resulta muy atractiva para Carla, más aún cuando Wolfram le ofrece la mitad de sus bienes si accede a cuidarle hasta su muerte y la totalidad de sus posesiones si le ayuda a morir cuando ya no soporte el dolor.
De este planteamiento, que provoca un grave conflicto moral en Carla, arranca la trama. Nuevos personajes se incorporan y cobran peso. Entre todos irán alterando los planes de la protagonista hasta hacer que su vejez sea la opuesta a sus planes.
Bienes y codicia es una novela que se lee de un tirón, con el ansia de llegar al final. Ingrid Nool dosifica la intriga con enorme habilidad, introduce giros sorprendentes en el argumento y concluye con un desenlace original que está a la altura del clímax que ha creado. Llaman la atención los personajes, son de un enorme verismo y suscitan en el lector una duda: ¿qué estaría dispuesto a hacer yo por convertirme en millonario?
*Reseña: María Dubón